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Así juega Víctor Mas (P-206,2005): físico, defensa y margen para crecer

Así juega Víctor Mas | Pívot U20 (Tabernes Blanques) — Análisis

En un baloncesto moderno que cada vez exige más versatilidad, jugadores como Víctor Mas representan un perfil muy valioso: interiores con envergadura, movilidad y capacidad para adaptarse a diferentes contextos de juego. Con sus 2,06 metros de altura y una estructura física imponente, Víctor no pasa desapercibido en la pista. Pero lo más interesante no es solo su presencia, sino cómo la utiliza.

Formado en el CD Baloncesto Penya-Roja, uno de esos clubes de cantera que trabajan el desarrollo del jugador de forma integral, Víctor ha construido unas bases sólidas que ahora le permiten competir con garantías en Tercera FEB defendiendo la camiseta de Tabernes Blanques. Su caso es un buen ejemplo de cómo el tránsito desde el baloncesto formativo al sénior puede hacerse de manera progresiva, encontrando el entorno y la liga adecuados para crecer sin saltos excesivamente arriesgados.

Un pívot que entiende el juego defensivo

Si hay un aspecto que define a Víctor Mas, es su capacidad para proteger el aro. No solo por su altura o su envergadura, sino por su sentido de la colocación y su lectura de las penetraciones rivales. Sabe cuándo dar un paso atrás para intimidar y cuándo ir fuerte al tapón, algo que no siempre es habitual en jugadores jóvenes.

Además, tiene la virtud de aguantar cambios defensivos en situaciones de bloqueos directos, una herramienta clave en el baloncesto actual donde los ataques buscan constantemente generar emparejamientos ventajosos. Su movilidad lateral le permite contener a exteriores durante los segundos suficientes para que llegue la ayuda o para forzar tiros incómodos.

Movilidad y transición

Otro rasgo diferencial es su capacidad para correr la pista. Víctor no es un pívot estático que espera bajo el aro. Sabe sacar ventaja en transición, llegar el primero en el contraataque y ofrecer una opción de pase larga para finalizar cerca del aro. Este tipo de acciones no solo suman puntos fáciles, sino que también desgastan a sus emparejamientos y obligan a las defensas rivales a ajustar su balance.

En estático, todavía está en proceso de ampliar su rango ofensivo. Tiene recursos básicos cerca del aro —ganchos, finalizaciones con ambas manos—, pero es consciente de que el siguiente paso es añadir tiro a media distancia y mayor amenaza en pick and pop, algo que multiplicaría sus opciones y abriría más espacios para su equipo.

Áreas de mejora

Uno de los puntos más claros para seguir puliendo es su control de balón cuando recibe lejos del aro o tras bote. Si bien es sólido en situaciones simples, puede ganar mucha efectividad reduciendo pérdidas y mejorando su lectura en las continuaciones largas, especialmente si la defensa rival colapsa la pintura.

Otro aspecto a trabajar es la fuerza en el tren inferior, que le permitiría ganar más consistencia en la lucha por la posición y resistir mejor el contacto contra interiores más corpulentos o experimentados.

Proyección y valor como cupo

La proyección de Víctor Mas no depende únicamente de sus condiciones físicas —que ya son un activo—, sino de su capacidad para adaptarse y añadir herramientas a su juego. En un baloncesto donde los interiores que no se mueven bien en defensa tienen cada vez menos espacio, él parte con ventaja: movilidad, lectura defensiva y predisposición al trabajo.

Además, cuenta con un valor añadido que no se entrena: es jugador cupo, lo que le convierte en una pieza muy atractiva para plantillas de Segunda FEB que busquen equilibrar calidad y reglamentación. Si mantiene su progresión y suma recursos ofensivos, no sería extraño verlo en pocos años consolidado en esa categoría o incluso aspirando a un rol en la antigua LEB Plata.

En definitiva, Víctor Mas es un recordatorio de que el talento no siempre se mide por los highlights más espectaculares. A veces, se construye en la constancia diaria, en hacer bien las cosas pequeñas y en tener la mentalidad de seguir aprendiendo. Su historia aún está en las primeras páginas, pero todo indica que merece la pena seguir leyendo.

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