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Baskonia firma una noche de autoridad ante Milán en el Buesa Arena (88-78)

El Buesa Arena volvió a ser ese escenario donde Baskonia se transforma. Arropado por una grada encendida y mostrando una versión muy sólida en ambos lados de la pista, el equipo de Galbiati superó al Milán por 88-78 en un encuentro que, por momentos, rozó la excelencia. Luwawu-Cabarrot y Spagnolo lideraron una actuación coral marcada por una defensa mucho más afinada y por un tercer cuarto que terminó siendo el punto de ruptura del duelo. Con este triunfo, los vitorianos alcanzan las cinco victorias en Euroliga, todas ellas logradas en casa, y se sitúan con un balance de 5-9.

Un arranque trabado, pero con Baskonia dando el primer golpe

El partido nació entre errores. Ni Milán ni Baskonia encontraban el ritmo, y los primeros puntos llegaron con cuentagotas. Fue Simmons quien abrió el marcador local en medio de un guion lleno de imprecisiones. El primer triple del choque no apareció hasta el ecuador del cuarto, gracias a Diakité, mientras Howard encadenaba tres intentos fallidos desde el perímetro en un inicio que no le sonrió.

Poco después, los azulgranas empezaron a sentirse más cómodos. Frisch sumó bajo el aro tras capturar un rebote ofensivo que dio aire a su equipo, aunque Milán respondió de inmediato con el acierto exterior de Ricci. La igualdad se mantuvo hasta el final del primer acto, que cerró con un 23-20 y un Spagnolo muy incisivo, generando juego y desafiando constantemente la defensa italiana.

Intercambio de golpes antes del descanso

En el segundo cuarto, el partido tomó velocidad. Ricci insistió desde el triple nada más reanudarse el juego, pero la reacción baskonista fue automática: primero con los primeros puntos de Radzevicius como jugador azulgrana, luego con un tramo de autoridad de Khalifa bajo los tableros. Su gancho permitió a los locales despegar ligeramente, preludio del estallido que llegaría poco después.

Spagnolo prendió la mecha con un triple que levantó al Buesa de sus asientos y obligó a Milán a detener el partido. Luwawu-Cabarrot se sumó desde el exterior y elevó la ventaja. Sin embargo, el conjunto italiano no se desmoronó, obligando a Galbiati a frenar el ritmo tras una acción de Booker que amenazaba con equilibrar de nuevo el marcador.

El descanso llegó con uno de esos momentos que se quedan grabados: Nowell, el más pequeño de la Euroliga, clavó un triple sobre la bocina que cerró la primera mitad con un vibrante 49-42.

Un tercer cuarto para enmarcar

Si hubo un instante donde el duelo cambió de dimensión fue en el regreso de los vestuarios. Baskonia salió lanzado, dominando cada posesión, firmando un parcial de 6-0 que abrió la primera gran grieta. Milán intentó resistir a través de Shields, pero la marea azulgrana ya estaba desatada: más agresividad, más velocidad, más impacto físico.

La cuarta falta de Diakité complicó el panorama italiano y favoreció el despegue vitoriano. Luwawu-Cabarrot, implacable, hiló dos triples consecutivos que empujaron la diferencia hasta los 14 puntos. El equipo siguió castigando desde fuera y el tercer periodo se convirtió en una exhibición local. El 21-12 de parcial lo dijo todo: Baskonia había marcado territorio.

Control y celebración hasta el final

El último cuarto mantuvo la dinámica. Radzevicius anotó desde la esquina para elevar aún más la renta y Howard, al fin, encontró el acierto exterior en su quinto intento. Con la ventaja por encima de los 20 puntos, a Baskonia le quedó la tarea de administrar su colchón y evitar sustos.

Aunque los locales entraron en bonus a falta de cinco minutos, la distancia era demasiado grande como para inquietarse. Diakité terminó eliminado y el tramo final se convirtió en una fiesta para la grada, consciente de la superioridad mostrada por su equipo.

El 88-78 final reflejó lo visto sobre el parqué: un Baskonia firme, solidario y con tramos de gran inspiración ofensiva, acompañado por una defensa mucho más ajustada. Una victoria de peso, construida desde el colectivo y reforzada por un Buesa que volvió a demostrar que, esta temporada, es un fortín.

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