Partido de extremo voltaje en el Belgrado Arena —el derbi más salvaje del baloncesto europeo— entre Partizan y Estrella Roja. Un choque donde no solo se enfrentaban dos equipos, sino dos mundos, dos ciudades dentro de una misma ciudad.
Los hombres de Mirko Očokolić salieron con una intensidad feroz, empujados —esta vez sí— por una Grobari encendida desde el primer segundo. Enfrente, los de Saša Obradović, algo dubitativos en los compases iniciales, fueron encontrando ritmo hasta liderar un marcador siempre apretado durante la primera mitad: 35-39.
En esos primeros 20 minutos, el Partizan supo correr al contragolpe con inteligencia. Tyrique Jones volvió a ser una referencia ofensiva y en la pelea por el rebote destacaron Bruno Fernando y Isaac Bonga, incansables en cada contacto. Al otro lado, Butler y Motiejunas mantenían con vida a los rojiblancos.
La segunda parte arrancó con un gran momento de Sterling Brown para los locales, pero el Estrella Roja reaccionó de inmediato gracias a un Nwora sensacional, que impulsó a los visitantes hasta la máxima diferencia del partido: +10. Očokolić no tardó en pedir tiempo muerto.
A partir de ahí, el dominio parecía claramente rojiblanco. La Estrella Roja llegó a controlar ventajas muy cómodas, mientras la batalla en las gradas —la eterna guerra entre Grobari y los pocos miles de Delije presentes— mantenía el partido en ebullición constante.
Con 55-65, el Partizan despertó. Los locales encadenaron un parcial de 10-2 gracias a las individualidades de Washington, Milton y un Bonga sencillamente descomunal. El aro empezó a encogerse para los rojiblancos, que parecían intimidados por la presión asfixiante de la atmósfera del Belgrado Arena.
Y en ese contexto donde otros tiemblan, Duane Washington Jr. se agranda. El estadounidense, cómodo y desatado, remató sin piedad: canastas decisivas, carácter, sangre fría.
Un golpe de muerte directo al rival.
El Partizan completó la remontada: 79-76.
Segunda victoria de la era post-Obradović, segunda muestra de vida de un equipo que intenta reconstruirse en medio del terremoto emocional más grande de su historia reciente.
Ahora, el Belgrado Arena espera la llegada de Joan Peñarroya.

