El base estadounidense Micah Speight (1,78 m, 27 años) ha firmado por el Monbus Obradoiro tras desvincularse del Covirán Granada, en un movimiento que revela tanto la presión deportiva como la economía de un club modesto de la Liga Endesa.
De Granada a Santiago: el cambio
Granada lo fichó este verano con la ilusión de que aportará frescura en la dirección de juego. Pero la situación no terminó de cuajar: en sólo tres partidos con el Covirán promedió 3,3 puntos y 1,0 asistencia.
El 12 de noviembre de 2025 el club anunció su salida oficial.
Inmediatamente, el Obradoiro anunció su fichaje, lo que para el jugador supone una nueva oportunidad en la categoría de plata, la Primera FEB, lejos de la presión de la ACB.
¿Por qué lo cortaron en Granada?
Varios factores confluyeron:
- La llegada de Lluís Costa como base reforzó la plantilla rojinegra en ese puesto, reduciendo el protagonismo de Speight.
- Economías ajustadas: Covirán Granada maneja un presupuesto limitado en la Liga Endesa, donde cada jugador con ficha supone un coste relevante. Con una nómina más alta en determinados jugadores se hizo “más caro” mantener una pieza que no estaba rindiendo al nivel esperado.
- Rendimiento bajo: En ACB el salto es grande; Speight no logró adaptarse plenamente al ritmo defensivo y exigencias del primer nivel, lo que condicionó su rol inmediato.
En resumen: Granada decidió liberar su ficha para aligerar plantilla y optimizar recursos.
¿Qué aporta Speight ahora al Obradoiro?
Para el Obradoiro es un fichaje estratégico: un base con experiencia en España, conocedor de la Primera FEB, que llega con pasaporte comunitario (lo cual facilita la gestión de plazas). El club gallego aspira al ascenso y desea un director de juego que marque diferencias y dé consistencia al equipo. Speight cumple ese perfil.
Conclusión
El fichaje de Micah Speight simboliza dos historias: por un lado el sacrificio que debe hacer un club como el Covirán Granada para sobrevivir económicamente en la ACB; por otro, la ventana de oportunidad que abre para un jugador que no encontró su lugar en la élite y ahora busca relanzarse en un proyecto con exigencia, pero diferente presión.
Desde mi punto de vista, quizá Granada apostó demasiado rápido por un rol principal para él cuando lo lógico habría sido incorporarlo como complemento de calidad. Lo que está claro es que el tiempo dirá si esta carta de “segunda oportunidad” en el Obradoiro devuelve a Speight al nivel que prometía, o si su paso por Granada quedará como un expediente de riesgo que no funcionó.

