Jornada 13 de la Euroliga en Atenas, donde el Panathinaikos confirmó su excelente momento de forma arrollando a un Partizan cada vez más frágil competitivamente. El inicio, sin embargo, no hacía presagiar el desenlace: el equipo de Željko Obradović saltó a la pista con ritmo, agresividad y acierto, liderado nuevamente por Sterling Brown, omnipresente en ambos lados de la cancha. La los serbios encontraban ventajas en transición y golpeaba desde el perímetro, logrando mandar en el primer cuarto (27-31).
Pero a partir del segundo periodo, el partido empezó a teñirse de verde. El Panathinaikos ajustó su defensa, subió líneas, secó las líneas de pase rivales y comenzó a dominar el rebote en los dos tableros. El Partizan ya no encontraba puntos fáciles y dependía casi en exclusiva de Brown y alguna acción aislada de Shake Milton para no descolgarse definitivamente. Al descanso, el OAKA ya empujaba con fuerza: 48-44.
Lo peor estaba por llegar. El tercer cuarto fue una pesadilla serbia, quizá el peor tramo de temporada del Partizan. Bajo el control de Kostas Sloukas y un Kendrick Nunn sencillamente imparable, el Panathinaikos descompuso por completo la defensa visitante, castigando cada desajuste y cada pérdida. El parcial de 25-6 lo explicaba todo. Los de Obradović quedaban borrados del mapa, superados en físico, claridad ofensiva, ejecución pero sobretodo el dominio del rebote.
Con el encuentro decidido, Ergin Ataman dio entrada a la segunda —incluso tercera— unidad en un último cuarto sin historia. El Partizan trató de maquillar el marcador, pero ni así evitó una derrota contundente y preocupante: 91-69. En el banquillo visitante, la imagen de Obradović sentado, inmóvil y en silencio, decía más que cualquier declaración posterior.
Kendrick Nunn fue la figura superlativ del partido: 26 puntos, 39 de valoración y un recital ofensivo propio de MVP continental. Panathinaikos, además, continúa acumulando confianza desde la llegada de Kenneth Faried, que ha aportado energía, rebote y mentalidad ganadora.
El Partizan, en cambio, se hunde en la clasificación, encadenando otra actuación inconsistente, sin solidez defensiva ni continuidad en su juego. Las dudas crecen, la presión aumenta y la temporada, cada vez más, parece escaparse de las manos.

