El Palacio Municipal de Deportes de Granada fue testigo de una función de pretemporada a puerta cerrada, pero con el dramatismo de una obra cumbre. El Covirán Granada se impuso por 97-88 al Dreamland Gran Canaria en un duelo que, más que un test, fue un diagnóstico de personalidad para los nazaríes. El partido no fue un amistoso cualquiera; fue una historia narrada en dos actos opuestos, donde la espectacularidad del inicio se encontró de frente con la resiliencia del rival.

El Primer Acto: Fuego y Pólvora en Granada

El conjunto de Ramón Díaz saltó a la cancha como un ciclón, desarticulando por completo la defensa de Gran Canaria. El marcador al descanso lo decía todo: 61-36. Una ventaja abrumadora de 25 puntos forjada, casi en su totalidad, desde la línea de tres.

En esos 20 minutos, el Covirán Granada ejecutó 12 de 19 triples, lo que se traduce en un demoledor 63.2% de acierto. Una eficiencia ofensiva no sostenible en el tiempo, pero bellísima de presenciar. La chispa la encendió un dúo dinámico y efectivo: Jovan Kljajic y Matt Thomas. Entre ambos, sumaron 36 de los 61 puntos, con Kljajic firmando una actuación estelar con 29 puntos y 27 de valoración al final del encuentro.

Su acierto perimetral no era solo una racha; era el corazón de su estrategia, que funcionó a la perfección. No obstante, en esta exhibición de fuegos artificiales se esconde una advertencia: la peligrosa dependencia de un factor tan volátil como el triple.

La Respuesta de Lakovic: Resiliencia Táctica

Tras el descanso, el Dreamland Gran Canaria, en su último examen antes de la liga, demostró por qué es un equipo de élite. Jaka Lakovic ajustó las piezas, y el guion cambió por completo.

Los insulares respondieron con un parcial de 14-0 que metió el miedo en el cuerpo a los locales. El equipo de Lakovic pasó del tiro rápido a una ofensiva más organizada y colectiva, como lo demuestran sus 21 asistencias frente a las 17 del Granada. El acierto del Granada desde el triple se desplomó a un raquítico 23.5% en la segunda mitad (4 de 17 intentos), y Gran Canaria aprovechó esa inestabilidad para acercarse en el marcador hasta un tenso 77-73.

La remontada fue liderada por la eficiencia de Mike Tobey (14 puntos con un 83.3% de acierto) y la sangre fría de Nico Brussino, cuyos triples consecutivos pusieron al borde del infarto a los pocos presentes. Esta capacidad del Gran Canaria para reponerse de un déficit de 25 puntos, mostrando disciplina y resiliencia táctica, es el signo más positivo de su pretemporada.

La Conclusión: Victoria Local y Lección Visitante

El Covirán Granada supo gestionar la presión final y, con canastas cruciales de jugadores como Zach Hankins (clave su palmeo final), selló la victoria. El triunfo viene con una lección: el equipo tiene un potencial ofensivo explosivo, pero debe encontrar maneras de anotar de forma fiable cuando el tiro exterior no responda.

Este partido, con la caída masiva de la efectividad del triple, expone la necesidad del Covirán Granada de cara a la Liga Endesa de desarrollar un ataque más equilibrado. Por su parte, Gran Canaria demostró que su resiliencia y su madurez táctica están listas para competir al más alto nivel.

Al final, no es solo una victoria. Es el espejo que devuelve al Granada una imagen clara de su potencial y a la Resiliencia Canaria el aval de un equipo con carácter para la temporada.

Ficha técnica:

97. Coviran Granada: Speigth (9), Thomas (21), Bozic (-), Valtonen (2) y Babatunde (4) -cinco inicial-, Rousselle (8), Durán (-), Munnings (0), Kljajic (29), Hankins (13) y Burjanadze (11).

88. Dreamland Gran Canaria : Albicy (7), Angola (9), Salvó (5), Labeyrie (10) y Kuath (7) -cinco inicial-, Maniema (-), Wong (4), Vila (6), Samar (2), Brussino (13), Pelos (11) y Tobey (14).