Sister Jean Dolores Schmidt (1919-2025) era mucho más que la capellana del equipo masculino de baloncesto de la Universidad de Loyola Chicago. Una figura carismática en la comunidad Rambler que ha trascendido más allá de las pistas.

Todos los aficionados al baloncesto universitario (y muchos otros que no lo son) recordamos aquél mágico pase a la Final Four del 2018 disputada en San Antonio con un equipo muy limitado física y técnicamente en comparación a otros trasatlánticos NCAA pero con una unión y fe en la victoria inmensos. Esta «cinderella» sucumbió contra Míchigan en la semifinal pero se ganó la simpatía de todo el país. Durante todo el torneo la imagen de Sister Jean salió en todos los medios norteamericanos convirtiéndose en el símbolo del programa de baloncesto.

Ella era el faro y guía espiritual del equipo y todos sus integrantes la querían con locura. A pesar de su avanzada edad y dificultades de movilidad conocía a todos los jugadores por el nombre y hasta analizaba con ellos rivales y tácticas. Loyola era (y es) un programa pequeño en estructura pero muy grande en cohesión, valores y mentalidad colectiva. 

Algunos integrantes de ese ilusionante equipo dirigido por Porter Moser como Marques Townes o Cameron Krutwig acabaron jugando en España, el primero en Burgos y el segundo en Lleida y Palencia. 

Moser declaró que Sister Jean le enviaba siempre un correo electrónico después de cada partido. «No hay ningún humano como ella»- dijo el técnico, que posteriormente recaló en la Universidad de Oklahoma.

Su fallecimiento se ha producido a las pocas semanas de retirarse de su querido college por problemas de salud. Descansa en paz,  Sister Jean.