
El Río Breogán firmó una de sus actuaciones más sólidas de la temporada al vencer por 105-78 al Recoletas Salud San Pablo Burgos en un Pazo Provincial dos Deportes convertido en fiesta. Fue la cuarta victoria del curso para los lucenses, que dominaron el partido desde el salto inicial hasta el bocinazo final, dejando sin respuesta a un Burgos que sigue hundido en una crisis profunda.

Primer cuarto (27-18): un Breogán eléctrico y un Burgos desconectado
El Breogán salió al partido con una idea clara: correr, mover el balón y castigar desde fuera. Lo consiguió El partido comenzó con un Breogán tremendamente intenso. Desde la primera posesión, los lucenses mostraron una claridad de ideas que marcó el tono del encuentro: circulación rápida, transiciones agresivas y una lectura excelente para encontrar tiros liberados. Russell comenzó dominante, llevando el tempo con autoridad y encontrando a Kurucs y Alonso en las esquinas para convertir los primeros triples del choque.
Burgos, en cambio, entró frío y desenfocado. Su primera canasta llegó tarde y sin continuidad. Cada intento de ataque parecía forzado o precipitado, lo que provocó pérdidas tempranas que Breogán convirtió rápidamente en puntos fáciles. Esa incapacidad para cuidar el balón generó frustración y desorden defensivo.
La defensa local fue un aspecto clave: mucha actividad de manos, ayudas muy bien coordinadas y, sobre todo, una energía superior. Las siete pérdidas burgalesas del primer cuarto no fueron casualidad, sino consecuencia de un equipo que no encontraba líneas de pase ni superioridades claras.
Aun así, el San Pablo encontró un pequeño sostén en Jhivvan Jackson, que anotó un par de acciones individuales para evitar un marcador todavía peor. Pero la sensación era clara: Breogán carburaba y Burgos sobrevivía.

Segundo cuarto (53-33): Breogán acelera y Burgos se desintegra
El segundo cuarto confirmó lo que el primero insinuó: Breogán estaba en modo apisonadora. Con la segunda unidad, los celestes no solo no bajaron el nivel, sino que subieron una marcha más. Dibba y Apić dominaron la zona, generando segundas oportunidades y bloqueando el acceso a la pintura. En el exterior, Cook castigó cada desajuste y Kurucs mantuvo el acierto desde el triple.
La defensa burgalesa comenzó a deshacerse por completo. Cada ataque del Breogán encontraba una ventaja distinta: un bloqueo directo mal defendido, un close-out tardío, una transición mal organizada o un rebote ofensivo lucense que prolongaba la jugada.
A nivel emocional, el San Pablo también se fracturó. Varias jugadas acabaron en protestas y gestos de frustración, lo que coincidiría con el momento clave del cuarto:
la falta antideportiva sobre Raúl Neto.
Esa acción tensó al Burgos, les restó control mental y alimentó la creciente sensación de que el partido se les escapaba. El banquillo burgalés se veía impotente para cambiar la dinámica. Breogán, por su parte, olió sangre y apretó más.
El parcial del cuarto (26-15) reflejó una diferencia no solo táctica, sino emocional: un equipo creyente y otro abatido.

Tercer cuarto (80-53): los cinco minutos que sentenciaron el partido
Tras el descanso, un San Pablo Burgos cargado de urgencia salió con intención de recortar distancias… pero Breogán tenía otros planes.
El inicio del tercer cuarto fue, sin exagerar, devastador. Burgos estuvo más de cinco minutos sin anotar, atrapado entre malas decisiones, tiros forzados y una defensa lucense que subió todavía más la dureza. Cada línea de pase estaba negada, cada bote era presionante, cada bloqueo terminaba con un jugador burgalés obligado a retroceder en lugar de avanzar.
Breogán aprovechó la ocasión como los grandes equipos:
- Transiciones rápidas tras rebote.
- Triples liberados tras mover el balón con paciencia.
- Penetraciones de Russell, que manejó los ritmos con maestría.
- Dominio del rebote, que anuló cualquier posibilidad de segunda oportunidad visitante.
El parcial lucense 10-0 fue letal. El marcador llegó al 69-40 y el Pazo celebraba cada acción como si fuera un derbi. Burgos, mientras tanto, mostraba lenguaje corporal de rendición: brazos caídos, cabeza baja, discusiones internas.
Russell redondeó el cuarto regalando asistencias de lujo y demostrando una capacidad de liderazgo que se contagió en todo el equipo. Aunque Burgos anotó un par de triples aislados en la recta final, el cuarto terminó 80-53 y el partido quedó sentenciado.

Último cuarto (105-78): exhibición coral lucense y Burgos en caída libre
Con el choque resuelto, el último cuarto fue una fiesta celeste. Lejos de relajarse, la rotación lucense mostró hambre y energía: Breogán mantuvo un ritmo ofensivo altísimo, siguió corriendo la pista y encontró triples abiertos fruto de un movimiento de balón que no perdió fluidez en ningún momento.
Los locales alcanzaron su máxima ventaja con un +31 (100-69), síntoma del dominio absoluto ejercido durante todo el partido. Cada jugador que entraba aportaba: intensidad, defensa, rebote, triples, juego sin balón.
Burgos intentó maquillar el resultado con un Jackson muy voluntarioso y algún destello de Meindl, pero la defensa seguía siendo demasiado frágil. Las rotaciones eran tardías, los close-outs flojos y la comunicación prácticamente inexistente.
El 105-78 final fue la expresión numérica de una realidad evidente: Breogán jugó su mejor partido del curso. Burgos, uno de los peores de su temporada.

Claves del partido
- Acierto exterior del Breogán
El conjunto gallego castigó con su tiro de tres: logró 12 triples en 33 minutos, con más del 50 % de acierto, una de sus principales armas para abrir brecha. - Defensa burgalesa muy débil
San Pablo Burgos mostró fragilidad defensiva durante todo el partido. Las pérdidas se acumularon y su ataque no encontró fluidez, lo que permitió al Breogán dominar con comodidad. - Parcial decisivo en el tercer cuarto
Justo al inicio del tercer cuarto, Breogán apareció con un parcial de 10-2, lo que rompió definitivamente el choque (69-40, minuto 25). - Control desde el rebote y el ritmo
Los lucenses impusieron su ritmo de juego, tal como había advertido su entrenador Luis Casimiro antes del partido. Además, su capacidad para capturar rebotes ofensivos y cerrar bien atrás fue clave para mantener la ventaja.

El veredicto de los entrenadores
- Luis Casimiro (Breogán): Mostró satisfacción por el rendimiento de su equipo, especialmente por la fluidez ofensiva y la solidez defensiva. Había avisado del peligro de San Pablo Burgos y se encargó de que su equipo jugase con concentración.
- Bruno Savignani (San Pablo Burgos): Reconoció las dificultades del equipo para mantener el ritmo del Breogán y subrayó que la baja consistencia en defensa y los errores en ataque fueron decisivos para el resultado.

Consecuencias y contexto
- Esta derrota complica la situación del San Pablo Burgos, que seguía buscando una victoria para despegar en la tabla. Según medios, su balance es preocupante.
- Para Breogán, supone un impulso importante de moral. El equipo reafirma su capacidad para ser competitivo, especialmente en casa, y refuerza su proyecto bajo el mando de Casimiro.
- El choque también refleja la importancia de mantener intensidad durante todo el partido: una buena racha ofensiva puede sentenciar a un rival si además se acompaña con buena defensa.





