A Malata no es un pabellón moderno. Este emblema de Ferrol no tiene videomarcador ni pantallas LED publicitarias. Tampoco tiene asientos acolchados ni una iluminación espectacular. Por no hablar del muy mejorable estado de las instalaciones y servicios. El tiempo se paró allí hace tres décadas. Lo que sí tiene este polideportivo, que acaba de cumplir 41 años, es: pasado, y buenas vistas a la ría.
El 22 de Mayo de 1983 se vistió de largo para albergar su primer partido de baloncesto. Jugarían las selecciones femeninas de España y Cuba. Un pabellón recién estrenado y radiante vivía los buenos tiempos del baloncesto en Ferrol. Este jueves 26, será de nuevo el baloncesto femenino el que lo ponga en el foco internacional, disputando el BAXI Ferrol la vuelta de la previa de la Eurocup, contra el Battipaglia italiano. El baloncesto local vuelve a vivir buenos tiempos, pero A Malata sólo es una sombra de lo que fue.
La década del OAR Ferrol.
Como quien entra en un viejo teatro y puede sentir que, sobre sus tablas, ocurrieron momentos mágicos que provocaron grandes emociones en los que los vivieron, algo así ocurre en este viejo pabellón. Los ecos de las voces de los 5.000 aficionados que, al grito de «OAR, OAR, …» o el añorado «¡¡Somos la leche!!» (derivado del histórico patrocinio de Clesa), animaban al equipo de baloncesto de Ferrol, aún resuenan en la memoria de los que pudieron disfrutar de los 10 años de una recién estrenada Liga ACB que allí se vivieron.
En la temporada 84/85, el OAR llegó a jugar por última vez la copa Korac en A Malata, única competición europea que un equipo de baloncesto de Ferrol había jugado, hasta que el BAXI Ferrol debutó en la Eurocup el pasado jueves 19.
El Mundobasket ’86 en A Malata
Pero no sólo era el OAR. En el Mundobasket ’86, que España organizó, A Malata fue una de las 7 sedes en las que se pudo disfrutar del mejor baloncesto planetario. Esto da muestra de lo importante que era Ferrol para el baloncesto y también de lo importante que era el baloncesto para Ferrol en aquellos años. Y no con un cartel menor. Allí jugó la URSS de Tkachenko, Volkov, Tikhoenko, Kurtinaytis, Khomichus o un Sabonis recién drafteado por los Portland Trade Blazers. Finalmente quedaría segunda clasificada en aquel mundial, al perder, en una final ajustadísima, contra USA por 87-85. En USA había nombres como Muggsy Bogues, David Robinson o Steve Kerr.
De los años oscuros a la irrupción del UNI Ferrol.
El OAR desapareció en 1994. Con él se diluyó la fuerza del baloncesto de primer nivel en la ciudad y A Malata fue quedando en un segundo plano en las prioridades de los sucesivos gobiernos de la ciudad. Su deterioro fue imparable en estos últimos 30 años. Pero sin esperarlo, un humilde club de baloncesto femenino apareció en el panorama de la ciudad. El UNI Ferrol tuvo un crecimiento constante y llegó a jugar semifinales de liga y participar en la Copa de la reina.
La afición aumentaba y el Pabellón de Esteiro, donde jugaba como local, se quedó pequeño y a partir del año 2018 tuvo que trasladarse a un pabellón con más capacidad, A Malata, compartiendo su uso con el Parrulo Ferrol, equipo de futbol sala de la ciudad.
Es así como, muchos años después, A Malata volvió a albergar baloncesto de élite. Se cambió el parqué y las canastas, pero el resto de las instalaciones siguen ancladas en otro tiempo.
Este jueves 26 volverá a vibrar tan fuerte como en sus mejores tiempos. Una Malata «enferma», como se traduce del italiano, pero viva. Y un club y una afición que no paran de crecer, mirarán atrás, con orgullo, al pasado, pero con la vista puesta en un futuro que se está escribiendo hoy.
Las instituciones tienen la obligación de estar a la altura del momento actual. Pasar de las promesas a los hechos y poner fin, lo antes posible, al abandono de décadas de un pabellón que no puede seguir viviendo de la nostalgia de tiempos pasados, mientras el presente pide paso para seguir forjando un futuro mejor.