Se acaba un año lectivo, siempre se desea feliz verano y esos buenos deseos van asociados a la vuelta en septiembre para una nueva etapa que parece que empieza de cero, y así que hoy os lo quiero desear de todo corazón a todos, aunque desde mi nuevo rincón dentro de esta web de locos por el baloncesto que es Campo Atrás aprovecho para desearos un buen verano y que los calores os sean leves.
Tras los pertinentes protocolos ( espero que os hayan gustado los canapés), quisiera hoy, hablar aprovechando esta esquinita de mi rincón que sobre uno de los papeles y roles más complicados que existen dentro de una cancha de baloncesto.
SER PADRE O MADRE DE JUGADOR O JUGADORA
Lejos de la prensa, radio y televisiones, cada fin de semana centenares de partidos se celebran en patios de colegio, o cancha cubiertas o descubiertas de clubes, sacando a la calle miles de chavales dispuestos a jugar a su deporte favorito calzados con sus botas y equipaciones dispuestos a dar lo mejor de sí mismos.
Y miles de padres y madres madrugando durante su día de fiesta para acompañar a su hijo donde toque y disfrutar o sufrir del partido, y no os digo nada, si los hijos son múltiples, los fines de semana pueden ser de pista en pista de baloncesto.
Si hay alguien que conozca los colegios y pabellones de este país, son los padres de jugadores, mejor que los GPS, hasta os dirán dónde desayunar bien.
Llenan los espacios alrededor de las pistas de los coles, se sientan en las gradas del pabellón, siempre juntos los del mismo equipo, normalmente y si pueden detrás del banquillo. Unos padres a un lado, los del otro equipo al otro.
Animan, gritan, protestan al árbitro, celebran las canastas, pero nunca le pierden el ojo a su hijo, qué hace, qué piensa, le pasarán el balón, cuántos puntos meterá,…
Yo desde este mi rincón os digo a tod@s los padres y madres que disfrutéis. Vuestros hijos tienen su entrenador, con una máxima que rezan los chavales y chavalas, “Eres mi padre, no mi entrenador ni mi mánager”, las conductas de padres que me habían escandalizado, pues hubo una “moda” informativa” de ciertos progenitores cebándose con los colegiados y jugadores del equipo contrario.
Dejad que también vuestros hijos disfruten, ganen y pierdan aunque sea de 80 puntos, no pasa absolutamente nada, el valor y la fortaleza que da saber que se gana y pierde en conjunto les hará reconocer precisamente el valor del trabajo en equipo, hasta ahora ningún marcador ha reflejado el partido de un jugador contra el contrario, lo normal es que rece un Local-Visitante.
Debéis aplaudirle y no le exijáis por encima de sus posibilidades, son niños a los que no debéis presionar, que están aprendiendo y que deben ir madurando según las diferentes etapas evolutivas.
No le pidáis que sea un LeBron James o un Pau Gasol, ni esperéis que lo sea pues a este nivel llegan muy pocos y lo más probable es que si se le presiona acabe dejando hastiado el deporte, pero seguro que cuando la exigencia de los entrenamientos sea mayor muchos lo dejen por los estudios o por que ningún club importante más ha llamado a sus filas o quizás que han sido cortados en su etapa de formación al no poder subir de categoría pues su talento no era el exigido.
Padres, disfrutad, apreciad lo que hacen, de esas experiencias de trabajar para lograr objetivos en común, ello no se lo van a enseñar en ningún lugar, la mejora personal y colectiva que enseña el deporte de equipo es mágica y una experiencia que seguro se acordarán de por vida.
Vosotros que estáis mirando a vuestros hijos crecer cada día tenéis una posición complicada en la pista de baloncesto, no les queráis ver sufrir, ni estéis tristes si no logran los objetivos que vosotros como padres os habéis marcado para ellos, esas lecciones las han de aprender por ellos mismos, yo lo que os puedo decir desde mi doble experiencia es que estos momentos tanto para su nivel físico, disciplina y emotividad son increíbles, y ya nos os digo nada lo importantes que son para poder gestionar los sentimientos propios y colectivos.
Gracias padres y madres por llevarnos de arriba para abajo, por levantaros pronto para que todo salga bien, y no olvidéis de despedidlos antes del partido con un beso y un “buena suerte”, y recibidlos también igual con un beso y un “bien jugado”, ellos se lo merecen, y vosotros más.
«Diviértete», «dalo todo» y «te quiero» es lo que deberían escuchar tus hijos antes de comenzar a jugar, y después de la ducha lo más sano es que oigan de tu boca lo de «¿te has divertido?», «estoy orgulloso de ti» y de nuevo un «te quiero».