DeShaun Thomas ha dejado la práctica activa de baloncesto a sus 34 años tras una carrera donde ha hecho grandes temporadas en equipos de Europa.

El jugador jugó en la 2014-2015 en el Barça y también en el Joventut en el 2023 como jugadores en España. Al cuadro culé llegó tras un gran año en el Nanterre francés y tras su buen año en el Barça le llegó la oportunidad en la NBA en las filas de los San Antonio Spurs.

Regresó a Europa y tuvo un periplo por algunos de los equipos más grandes de Europa como Anadolu Efes, Maccabi Tel Aviv, Panathinaikos, Bayern Munich, Armani Milan y ASVEL Villeurbanne. Toda una carrera en Europa donde ha dejado huella con sus buenas actuaciones en esa figura de tres grande que siempre hace falta en los equipos del nivel en los que ha jugado.

Con un gran físico y la ventaja que le daba ser jugador zurdo se esperaba un poco más del americano en los que cuando llegó al Barça muchos veían al nuevo Pete Mickael pero eso son palabras mayores.

El jugador ha publicado un vídeo en sus redes sociales acompañado del siguiente comunicado:

«El baloncesto ha sido más que un deporte para mí: ha sido mi forma de vida, mi base y mi camino a seguir. No solo lo jugué por mí mismo; lo jugué por mi familia, por mis orígenes y por el futuro que quería construir. De niño, las cosas no siempre fueron fáciles, pero las lecciones que aprendí con esfuerzo me enseñaron a trabajar duro, mantener la disciplina y nunca dar por sentadas las oportunidades.

Cada larga noche en el gimnasio, cada entrenamiento matutino, cada pizca de energía que dedicaba a este deporte tenía un propósito. Quería demostrar lo que era posible con dedicación y quería ayudar a mi familia a estar en una mejor posición que la que teníamos al principio. El baloncesto me dio la plataforma para lograrlo. Me desafió, me impulsó a superar mis límites y me convirtió en alguien capaz de afrontar no solo las victorias, sino también los reveses.

Estoy orgulloso del camino recorrido: los sacrificios, las batallas, los momentos de duda que se convirtieron en momentos de crecimiento. A pesar de todo, me mantuve fiel a mí mismo y acompañé a mi familia en cada paso del camino. Eso es lo que hace que este deporte sea tan especial: me dio más que victorias y recuerdos; me dio la oportunidad de aportar, inspirar y crecer.

Ahora, al alejarme, lo hago con gratitud. El baloncesto me hizo bien y espero haber retribuido con la misma gratitud. Las lecciones siempre me acompañarán: el esfuerzo, la resiliencia, el amor por algo más grande que yo. Este no es el final de mi historia, solo el final de un capítulo que cambió mi vida para siempre.

Gracias, baloncesto, por todo».