Tras la vibrante batalla que abrió el telón vespertino, la Supercopa Endesa se preparaba para su segundo asalto en el Carpena, un duelo de altura con aroma a final anticipada. A las 21:00, Real Madrid y La Laguna Tenerife saltaban a pista para dirimir quién tendría el honor de desafiar al Valencia Basket por el primer título de la temporada. El cruce era ya un clásico de las semifinales y venía precedido por un respeto mutuo, palpable en las palabras de los protagonistas antes del salto inicial.

Desde el vestuario blanco, la voz de la veteranía, Sergio Llull, marcaba la hoja de ruta con la precisión del relojero: “Contra Tenerife hay que estar con los cinco sentidos puestos durante los 40 minutos”, sentenciaba el capitán, destacando la compenetración del bloque canario. En la trinchera aurinegra, la modestia no estaba reñida con la ambición. Joan Sastre lo resumía con claridad espartana: “Para nosotros es un premio estar aquí” y, aunque reconocía la potencia de su rival, lanzaba el guante: “e intentaremos dar guerra a un Real Madrid que se ha reforzado muy bien”.

Un primer cuarto de emociones y pitos

El inicio del partido fue un reflejo de la igualdad anticipada. Tras el intercambio inicial de canastas, con Kostadinov y Tavares como primeros anotadores (4-4), fue el Tenerife quien tomó la delantera. El gigante caboverdiano del Madrid cargó con la responsabilidad ofensiva, anotando todos los puntos blancos para un ajustado 7-8 después de cinco minutos.

El ambiente, sin embargo, era atípico. La Marea Verde malagueña, huérfana tras la derrota de Unicaja, decidió tomar partido y se volcó a favor del Tenerife, cediendo al Real Madrid un entorno mucho más frío que el de la primera semifinal. Esto se hizo evidente con la entrada de Sergio Llull a falta de 3:20, recibido con una mezcla de aplausos y sonoros pitos, que el balear afrontó con su habitual descaro.

El Tenerife, ajeno al ruido de fondo, se mostró letal en el poste bajo. Tras los primeros puntos de Huertas desde el tiro libre, un gran movimiento de Bruno Fernando debajo de canasta puso el 14-10. Aunque las peñas blancas intentaban despertar a los suyos, fue un triple de Joan Sastre a los nueve minutos el que confirmó la sensación de dominio canario, y una ‘bombita’ de Huertas la que colocó un momentáneo 18-17 a favor del Madrid. Finalmente, el Tenerife se llevó el primer asalto.

El Tenerife sentencia tras la frustración blanca

El segundo cuarto fue un duro castigo para los de Scariolo. El ambiente gélido del Carpena, ahora con la afición local desmovilizada, no ayudaba a la reacción blanca. La clave del parcial se centró en el perímetro: el Real Madrid se desesperaba con un 0/5 en triples, mientras que el Tenerife tampoco destacaba, con un 1/7.

A pesar de que Deck (que volvía a tener minutos tras su lesión) gozó de más tiempo en pista, el Madrid seguía sin encontrar la fluidez. Fue el Tenerife el que rompió el hielo con un triple de Huertas y, de inmediato, otro de Giedraitis, que llegó tras una jugada fallida de Garuba que fue sancionada como pasos. El parcial obligó al tiempo muerto del Real Madrid a falta de seis minutos.

El vendaval tinerfeño no cesó. El primer triple de David Kramer y una canasta de Sastre consolidaron la ventaja. La precipitación en los ataques blancos y los errores condenaban al Madrid. El clímax de la frustración llegó a 2:18 del descanso: Walter Tavares recibía una técnica por protestar, sumando su tercera falta personal y forzando su camino al banquillo con un duro 32-39.

Aunque Campazzo respondió con un triple (35-43), las ocho pérdidas acumuladas por el Real Madrid a falta de 55 segundos pesaron como una losa. El Tenerife, sólido y ordenado, se marchaba a vestuarios con una ventaja de diez puntos (35-45), dejando al campeón de Liga con la urgente necesidad de una reacción épica en la Supercopa Endesa.

El pulso entre leyendas y el Madrid despierta (55-60)

El tercer cuarto comenzó con un duelo de eternos, de esos que nos recuerdan que la clase no conoce de calendarios. Huertas abría el marcador con un triple, y Sergio Llull respondía con la misma moneda. Los de siempre demostraban que los años no pasan por sus muñecas, poniendo el 38-49 en el marcador.

Sin embargo, el parcial se caracterizó por la precipitación. Se sucedieron los errores en ambos aros (1/5 en tiros de dos para Tenerife y 1/5 en triples para el Madrid). La tensión se palpaba en el banquillo valenciano, donde Txus Vidorreta fue sancionado con una técnica por protestar una acción de ataque.

El Real Madrid, espoleado por el gesto, comenzó a reaccionar. Aunque la afición de Unicaja seguía apoyando al Tenerife, el gran mate de Kramer logró arrancar aplausos entre el público neutro. Pese a que Gio Shermadini se mantenía implacable, alcanzando los 14 puntos, la marea blanca ya había cambiado de sentido.

El Real Madrid pisó el acelerador, combinando defensa y acierto para recortar la desventaja con maestría. Una buena canasta final de Shermadini dejaba el marcador en 55-60 al cierre del tercer cuarto. Los blancos, que llegaron a ir perdiendo por diez, habían logrado reducir la diferencia a solo cinco puntos, demostrando que tienen siete vidas. La Supercopa Endesa se jugaría a cara o cruz en un último cuarto de infarto.

El epílogo: Un desenlace de infarto

El último cuarto fue una exhibición de nervios y veteranía. El máximo anotador del Real Madrid hasta ese momento era Deck, quien, a pesar de volver de lesión, lideraba la resurrección blanca. Con Tavares en cancha, la batalla bajo el aro era increíble.

Cuando La Laguna Tenerife parecía escapar de nuevo, con un mate y 2+1 de Shermadini (56-63), llegó el momento de la máxima tensión: un codazo del georgiano a Feliz fue revisado y sancionado como agresión. El público se volcó con el Madrid, cantando el famoso «así, así, así gana el Madrid» tras una técnica a Huertas por protestar (61-63).

Fue el momento de la épica blanca. Un triple sobre la bocina de Abalde le dio la vuelta al marcador por primera vez en mucho tiempo (64-63). Luego, Llull se encargaría de mantener esa ventaja, devolviendo el rugido a la afición blanca (66-65). A pesar de que los porcentajes en el triple seguían por debajo del 30%, la leyenda balear volvió a aparecer. Con 10 puntos en el cuarto, Llull puso el 68-69 a falta de 1:36.

Shermadini, con 23 puntos, seguía castigando la pintura, pero Llull respondía con otra canasta. Huertas falló la posesión crucial. Con 20 segundos restantes, el Real Madrid falló dos veces bajo el aro, pero Deck logró sacar la falta, poniendo el 72-71. La Laguna Tenerife tuvo la última bala, pero falló la posesión final.

El Real Madrid se llevó la victoria por la mínima, 72-71, en un ejercicio de resistencia y veteranía. La Laguna Tenerife estuvo a un paso de la hazaña, pero la mística blanca se impuso para citarse con el Valencia Basket en la gran final de la Supercopa Endesa.

Ficha Técnica

72.Real Madrid (18-17-20-17): Campazzo(5), Abalde (5), Okeke (2), Hezonja(2), Tavares (8) – Cinco inicial – Kramer(7), Deck(12), Maledon(4), Garuba (3), Fernando (4), Llull (12), Feliz (10).

71. La Laguna Tenerife (17-28-15-11): Fitipaldo(2), Van Beck(1), Scrubb(1) , Doornekamp(2), Kostadinov(7) -Cinco inicial – Huertas (14), Fernández(3), Abromaitis(2), Giedraitis (11), Sastre (5), Alderete(0), Shermadini (23)