
El Covirán Granada volvió a caer en Fontajau en un partido que resumió su gran paradoja: puede competir, puede dominar, pero no logra sostener su juego durante los 40 minutos. El 82-76 ante Bàsquet Girona dejó otra vez esa sensación amarga. Hubo fases brillantes, pero también un desplome que cambió todo.
La visita era clave. Granada buscaba su primera victoria fuera de casa tras tumbar al líder Valencia Basket. Girona quería afianzarse en su fortín, donde este curso ya cayeron Barça y Dreamland Gran Canaria. El contexto pedía firmeza. Pero Granada volvió a moverse entre euforia y realidad.
Entre la ilusión y el golpe de realidad.
El triunfo ante Valencia dio aire al equipo. También dio esperanza. Ramón Díaz viajó a Girona con la idea de confirmar ese paso adelante. Sin embargo, Fontajau no perdona desconexiones. Y Granada tuvo varias.
Moncho Fernández, renovado hace mes y medio hasta 2027, lo avisó en la previa. Para él, Granada es un equipo “muy experimentado, muy duro y el más táctico de la Liga”. Pero también lanzó una advertencia: Granada tiene “más juego que victorias”. El partido confirmó esa frase.
Durante un 75% del duelo, el Covirán fue sólido, claro y competitivo. El otro 25% volvió a exponer su fragilidad.
Primer Tiempo: Granada ilusiona.
El Covirán empezó con energía. Defensa intensa y ataques fluidos. La apuesta con Kljajic y Babatunde funcionó, Ramón sento en el banquillo de inicio a Matt Thomas y Hankins. El primer cuarto fue netamente granadino, con un parcial de 10-17 en los primeros minutos, gracias a la actuación de Tunde Olumuyiwa y Lluís Costa (6 y 5 puntos, respectivamente). Aunque una reacción local devolvió brevemente la igualdad (17-17) , Granada terminó el primer acto con una ventaja significativa de 19-27. Granada incluso dominaba el rebote 9-12.
En el segundo cuarto, la inercia positiva continuó. El acierto exterior de Matt Thomas y la aparición interior de Zach Hankins permitieron a los visitantes mantener la iniciativa. Lluís Costa, que anotó dos tiros libres, llegó a poner el +10 para el Coviran (24-35). A pesar de los intentos de Vildoza y Geben por acercar a los locales, el Coviran Granada se marchó al descanso con una ventaja cómoda de 36-43.
Todo apuntaba a una tarde grande. Con un Hankins renacido y esperando que si Bozic aparecía, como hace siempre, el equipo no tendría problemas.
Tercer Cuarto: El 17-0 que Cambió el Destino.
Y entonces… la desconexión.
El regreso de vestuarios fue un desastre: parcial de 17-0 en apenas cinco minutos. Livingston y Geben destrozaron a un Coviran irreconocible, que estuvo más de seis minutos y medio sin anotar.
El marcador pasó de 36-43 a 53-43 mientras Granada encadenaba pérdidas, tiros forzados y fallos no forzados. Ramón Díaz pidió tiempo muerto, pero el daño ya estaba hecho.
Una pequeña reacción de Granada hacia que el último cuarto se iba a convertir en un final a vida o muerte. El cuarto terminó 57-53, pero la ventaja psicológica ya era de Girona.
Nadie vio venir lo que iba a ocurrir….
El factor Iyan González: Un viejo fantasma que reaparece en el peor momento
Granada no bajó los brazos. Comenzo el cuarto cuarto. Valtonen abrió el camino. Hankins aportó un 2+1 y el equipo volvió a crecer. Dos triples de Thomas y otro de Rousselle devolvieron la emoción: 68-67.
Valtonen empató a 70 a falta de dos minutos. La épica parecía posible.
Pero justo ahí es donde la historia dejó de ser un partido de baloncesto y pasó a ser otra cosa.
Porque en ese momento apareció él.
Mismo árbitro del escándalo ante Lleida el año pasado.
El mismo que cambió aquel final.
El mismo que ahora vuelve a decidir demasiado.
Aparecio en escena Iyan González, un nombre que pesa en Granada por el polémico arbitraje contra Lleida la pasada temporada. Aquel día, las decisiones finales provocaron un incendio. Y su presencia en Fontajau reactivó ese mal recuerdo.
En Fontajau volvió a mostrar un criterio que no se pareció en nada al del resto del partido. Señaló contactos mínimos contra Granada mientras dejaba correr acciones idénticas en el otro lado. Cortó ritmo cuando Granada estaba creciendo. Aplicó un criterio duro solo a un equipo. Y lo hizo justo en el tramo en el que un silbato puede partir un partido en dos.
La acción que terminó de romperlo todo fue el famoso 3+1 de Livingston II. Una jugada discutible, más todavía por quién la sanciona y por lo que había ocurrido antes. No es casualidad que el partido cambiara justo después de ese pitido. No lo es cuando existen antecedentes tan claros. Cuando el mismo colegiado protagonizó ya un final polémico contra Granada en Lleida. Cuando, de nuevo, todas las decisiones dudosas cayeron del mismo lado.
Y apareció Livingston tambien fue fundamental para esta victoria de Girona sobre Granada, pero por favor AEBA que este hombre, Iyan González, no pite más a Granada, que la declaren persona NON GRATA en Granada. Moncho hizo muy bien su trabajo secar a la que hasta ahora era la estrella de Granada Bozic, no apareció en todo el encuentro.
Finalmente como decía victoria de Girona gracias a los 7 minutos de desconexión de Granada en el tercer cuarto, a Livingston y el gran Iyan Gonzalez.
Ramón Díaz estallo en rueda de prensa y fue muy directo
En el último cuarto ha habido más protagonistas que los jugadores.
Y Moncho desde la victoria, el técnico de Girona habló de “espíritu”, “crecimiento” y “carácter”. Su realidad es distinta. Vive en un proyecto en ascenso.
Ficha técnica:
Bàsquet Girona: Busquets 5, Needham 7, Livingston 20, Geben 8 y Fernández 15 –quinteto titular – Hollander 3, Hughes 6, Vildoza 9, Martínez 2, Maric 4 y Susinskas 3.
Coviran Granada: Tunde Olumuyiwa 6, Lluís Costa 17, Elias Valtonen 16, Jovan Kljajic 5 y Luka Bozic 1 – quinteto titular – Jonathan Rousselle 9, Matt Thomas 12, Zach Hankins 10 y Beqa Burjanadze 0.





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