Oklahoma City Thunder se proclama campeón de la NBA tras vencer 91-103 a unos valientes Indiana Pacers en el séptimo partido, marcado por la lesión de Tyrese Haliburton y el histórico rendimiento de Shai Gilgeous-Alexander

  • INDIANA PACERS 91 – OKLAHOMA CITY THUNDER 103 (3-4)

El séptimo partido de las Finales de la NBA 2025 pasará a la historia por su intensidad, por su emoción… y por la tragedia deportiva que supuso la lesión de Tyrese Haliburton. El líder de Indiana Pacers, que había comenzado encendido con tres triples consecutivos, cayó víctima de su propio talón de Aquiles, dejando huérfanos a los suyos de su brújula justo cuando más lo necesitaban.

Aun así, los Pacers lucharon con honor hasta el final, forzando a Oklahoma City Thunder a recurrir a lo mejor de su arsenal para hacerse con el anillo (91-103) y cerrar una temporada histórica.

Shai Gilgeous-Alexander firmó un año de leyenda. Con sus 29 puntos, 5 rebotes y 12 asistencias en el partido decisivo (pese a un gris 29,6% en tiros de campo), se coronó como el alma y motor de un equipo campeón. Suyo es ya un lugar exclusivo en la historia: es el cuarto jugador en lograr en un mismo año ser máximo anotador, MVP de la temporada regular y campeón, tras Kareem Abdul-Jabbar, Shaquille O’Neal y Michael Jordan. En estas Finales, sus promedios hablan por sí solos: 30,3 puntos, 4,6 rebotes, 5,6 asistencias, 1,6 tapones y 1,9 robos.

Pero OKC no solo ganó con talento. Ganó con defensa. Con determinación. Con carácter. Los 27 puntos anotados tras pérdidas de Indiana marcaron una diferencia fundamental en un duelo tan cerrado. Chet Holmgren fue un muro infranqueable (5 tapones, 18 puntos, 8 rebotes), y Alex Caruso, todo un veterano en estas lides, aportó su habitual intensidad con 3 robos clave que no reflejan toda su importancia en pista. Fue su segundo anillo y el primero con los Thunder.

Jalen Williams también aportó 20 puntos, y la media de edad del equipo campeón, 24’7 años, convierte a OKC en el segundo conjunto más joven en la historia en alzar el trofeo Larry O’Brien.

Pese al mazazo emocional de perder a Haliburton, Indiana no se rindió. T.J. McConnell, su sustituto natural, lideró la rebelión con 16 puntos y 6 rebotes, llevando a los suyos al descanso con una ventaja mínima (48-47). Pero tras la reanudación, el empuje de los aficionados del Paycom Center y la energía de los locales terminaron por decantar la balanza.

¿Y si Haliburton no se hubiera lesionado?

La pregunta flotará eternamente en el aire. Indiana ha sido un digno finalista, rebelde y tenaz, que ha obligado a los Thunder a sacar lo mejor de sí. Pero la sombra de lo que podría haber sido con un Haliburton sano es inevitable. Su baja cambió el guion de un partido que prometía leyenda por ambos lados.

Con siete campeones distintos en los últimos siete años, la NBA parece haber hallado el equilibrio competitivo que tanto perseguía. El éxito de Oklahoma City Thunder, construido a base de paciencia, talento joven, buenos movimientos de despacho y sin grandes dispendios económicos, refuerza el modelo de gestión moderna. Un equipo de presente… y de mucho futuro.

OKC es campeón. Haliburton es leyenda trágica. Y la NBA, más viva que nunca.

ESTADÍSTICAS COMPLETAS PACERS vs OKC THUNDER