Arrancó el Eurobasket para Serbia, la gran candidata al oro, y su primer enfrentamiento fue contra Estonia. A priori, un partido que no debía traer demasiados problemas para los balcánicos, y así fue. Incluso antes del salto inicial, desde el banquillo ya se intuía lo que iba a suceder.
Svetislav Pešić puso en pista un quinteto demasiado dominante en comparación con el combinado estonio, con Jović en el ‘3’ y Petrušev en el ‘4’. Apenas comenzó el partido, Serbia castigó con fuerza a Estonia, abusando de su poderío físico bajo los tableros y con un Aleksa Avramović brillante en ambos lados de la cancha. Su presión defensiva fue clave para que Estonia, sin ideas claras en ataque, solo pudiera anotar cuatro triples en el primer cuarto.
Jović voló por todas las posiciones: corriendo al contrataque, capturando rebotes y castigando de tres. Todo esto, junto con los ocho minutos consecutivos del quinteto titular en pista, llevó a un primer cuarto casi perfecto: 32-12. Desde el inicio, Serbia dejó claro que estaba preparada para dominar.

El segundo cuarto fue distinto. Estonia ajustó su defensa: más agresiva en las líneas de pase, más activa en las ayudas y mucho más vertical en ataque. Los estonios, más bajos pero rápidos, comenzaron a generar situaciones interesantes con cortes y puertas atrás que hacían vibrar a un público entregado. La segunda línea de Serbia bajó un poco el ritmo del primer cuarto y Estonia aprovechó para competir de manera más digna, logrando un 24-17 que, sin poner en peligro a los serbios, les permitió demostrar que no estaban dispuestos a rendirse fácilmente.

En la segunda mitad, Serbia volvió a tomar las riendas. Jokić y Bogdanović capitaneaban el equipo, pero Avramović y Jović se mostraron impecables, probablemente los “tapados” del encuentro: intensidad, trabajo incansable y buen juego colectivo que no siempre aparece en las estadísticas.
Petrušev supo aprovechar sus minutos, mientras que Tristan Vukčević dejó detalles de gran calidad individual y poderío atlético, especialmente frente a la defensa estonia. Aun así, Estonia no se rindió y buscó replicar el segundo cuarto, compitiendo con dignidad ante la segunda línea serbia. Micic todavía buscaba su ritmo, Dobrić en ocasiones parecía desorientado y Milutinov apenas recibió faltas, algo que claramente molestó a Pesic, consciente de que su pívot podía haber influido mucho más con el contacto adecuado.

El último cuarto prácticamente le sobró a Serbia. Con la ventaja ya consolidada, el equipo se dedicó a gestionar los minutos, mantener la intensidad necesaria y dar oportunidades a todos los jugadores de la rotación. Hubo sensación en algunos momentos de relajación, pero también de un control absoluto del juego, conscientes de que el partido ya estaba decidido. 98-64.
Pesic pudo comprobar la profundidad de su plantilla y la capacidad de sus jugadores para mantener la intensidad durante todo el encuentro, incluso con el marcador a favor. La sensación final es que Serbia está lista para competir al máximo nivel y que aún tienen margen para pulir detalles antes de los partidos decisivos del torneo.

Al final, Serbia sumó una victoria sólida y convincente, dejando claras sus credenciales para luchar por el oro. La combinación de experiencia y juventud, el liderazgo de Jokić y Bogdanović y la intensidad de Avramović y Jović hicieron la diferencia desde el primer minuto. Aunque hubo momentos de ligera desconexión en la segunda línea y algunos jugadores todavía buscando su mejor ritmo, la sensación final es que Serbia debe seguir trabajando y mantener la intensidad para llegar al momento decisivo del torneo con la totalidad de su quipo más afinado.


Serbia: Nikola Jovic 18 (6/8 FG, 3/4 3PT, 4 REB, 6 AST), Aleksa Avramovic 13 (3 REB, 3 AST), Filip Petrusev 12 (5/6 FG, 2 REB), Nikola Jokic 11 (3/4 FG, 10 REB, 7 AST), Bogdan Bogdanovic 11 (7 AST)
Estonia: Henri Drell 11 (5/11 FG, 1/4 3PT), Artur Konontsuk 10 (2/5 3PT, 2 REB), Kaspar Treier 8 (4 REB), Kristian Kullamae 8 (3/9 FG, 3 AST).