El baloncesto argentino sigue siendo un vivero inagotable de talento. De sus canteras emergen, año tras año, jugadores con el carácter competitivo y las habilidades técnicas necesarias para triunfar en ligas de alto nivel. En este contexto aparece el nombre de Álex Negrete, exterior de Instituto, como un perfil que empieza a sonar con fuerza en despachos de clubes ACB y de Primera FEB con aspiraciones.

Negrete es un jugador que, en primer lugar, destaca por su capacidad para generar ventajas en el uno contra uno de cara al aro. Tiene ese primer paso explosivo tan característico del baloncesto sudamericano, acompañado de una agresividad ofensiva que lo convierte en una amenaza constante para las defensas. Su lectura inicial de los espacios y su capacidad para atacar el closeout lo convierten en un generador primario en situaciones de aclarado o juego libre.

A esto le suma un recurso cada vez más valioso: el tiro tras bote. Negrete no necesita mucho espacio para levantarse, lo que lo hace especialmente peligroso cuando el balón le llega en movimiento o tras una recepción rápida. Su mecánica, aunque no ortodoxa, es eficaz y le permite convertir tanto desde media distancia como desde el triple en situaciones de uno contra uno.

Ahora bien, no todo es positivo. Si algo evidencia su juego es que todavía tiene recorrido por delante en cuanto a toma de decisiones. En demasiadas ocasiones, su primera intención es ir hacia el aro sin evaluar el contexto, lo que le lleva a «chocar contra el muro» ante defensas más físicas o mejor posicionadas. En ese aspecto, su madurez táctica aún está por desarrollarse, sobre todo si quiere adaptarse a ligas donde la lectura colectiva es determinante.

Por eso, la clave de su proyección no está tanto en su talento ofensivo —que lo tiene— sino en su capacidad de adaptación al juego estructurado europeo. En un equipo que le dé libertades dentro de un sistema y que trabaje bien la formación individual, Negrete podría convertirse en un jugador diferencial. Pero necesita entornos que le enseñen a frenar, a mirar, a decidir con mayor pausa.

¿Tiene sitio en ACB? Hoy por hoy, probablemente no en un equipo de la zona alta. Pero en proyectos ambiciosos de Primera FEB o en ACBs que apuestan por el desarrollo, su incorporación puede ser un acierto con visión de futuro. Si afina su toma de decisiones y aprende a leer el juego sin perder su esencia agresiva, su evolución puede ser muy interesante.

En definitiva, Álex Negrete es un diamante en bruto. No perfecto, pero sí ilusionante. De esos que no hay que dejar pasar si se apuesta por talento joven con hambre y capacidad de impacto a medio plazo.

https://youtu.be/kyoUTjwrBEM