
El baloncesto europeo ya tiene nuevo campeón y, como suele ocurrir cuando Saras Jasikevicius está al mando, lo ha hecho con una identidad muy marcada. El Fenerbahce levantó el trofeo de la Euroliga 2025 combinando ejecución, carácter y, sobre todo, una pizarra que ha dejado huella.
Con el lituano en el banquillo, el equipo turco no solo ganó: convenció. Su propuesta fue tan sólida como flexible, basada en la organización ofensiva, la adaptabilidad defensiva y una gestión del grupo que mezcló disciplina y confianza. En esta Final Four vimos a un Fenerbahce que dominó con cabeza, con estructuras tácticas bien definidas y ajustes milimétricos. Ganaron porque supieron jugar mejor en equipo, porque ejecutaron mejor y porque creyeron en lo que hacían.
El spacing como punto de partida
El primer gran acierto táctico fue el spacing ofensivo. Fenerbahce estiró el campo como pocos, obligando a los rivales a defender en toda la pista. Con interiores capaces de jugar desde fuera y exteriores con buena lectura sin balón, se creó un sistema en el que las líneas de pase y los cortes siempre tenían sentido.
Cada movimiento parecía pensado para crear ventajas: una continuación corta, un cambio de ángulo en un bloqueo, una inversión rápida… No se trataba de jugar sistemas largos, sino de fluir dentro de un marco de normas ofensivas. Saras apostó por el llamado “juego libre con reglas”: estructuras reconocibles que dan libertad dentro del orden.
Juego libre con normas claras
Lo más llamativo de este Fenerbahce campeón no fue la cantidad de jugadas, sino cómo reaccionaban sus jugadores ante las defensas. La lectura fue el auténtico motor ofensivo. Si la defensa negaba un pase, había un backdoor. Si llegaba un show duro, el balón encontraba al short roll. Si alguien saltaba en una ayuda, aparecía el extra pass.
En lugar de limitar con rigidez, Jasikevicius propuso una forma de jugar que empodera a los jugadores a tomar decisiones, siempre dentro de unos principios claros: ocupación de esquinas, bloqueos con intencionalidad, y aprovechar cada desequilibrio.
Variantes en los bloqueos: la fábrica de ventajas
Una de las claves del éxito fue la riqueza táctica en los bloqueos. El Fenerbahce usó todo el repertorio: Spain pick and roll, Stagger, Flare Screens, Handbacks, Exit screens… y siempre adaptadas al rival.
El objetivo era simple: generar una ventaja. Pero la ejecución fue brillante. No solo hacían buenos bloqueos, sino que los interpretaban bien. El uso del “slip” para atacar cambios defensivos, o los bloqueos fantasma para confundir las ayudas, fueron detalles constantes.
La defensa: activa, cambiante, molesta
No se puede hablar del Fenerbahce campeón sin mencionar su capacidad defensiva. Aunque Jasikevicius es más conocido por su ataque, su equipo fue un bloque sólido atrás. Alternaron defensas, mostraron zona puntual, cambiaron en los bloqueos cuando convenía, y forzaron errores clave.
Los exteriores fueron agresivos, los interiores móviles y comunicativos. El equipo nunca dejó de competir en el rebote, y supo mantener la cabeza fría en momentos clave. En definitiva, un sistema defensivo que no brilló por espectacular, pero sí por ser eficaz y oportuno.
Saras, el arquitecto del título
Este título es, sin duda, un espaldarazo para Saras Jasikevicius como entrenador de élite. Después de quedarse a las puertas con el Barça, el lituano encontró en Fenerbahce un equipo a su medida. Supo conectar con los jugadores, les dio estructura sin cortar la iniciativa y diseñó un equipo competitivo en ambos lados del campo.
Su sello se vio en cada detalle: en las rotaciones ajustadas, en la preparación del partido, en la mentalidad con la que el equipo entró a cada cuarto. Jasikevicius ha demostrado que no solo tiene discurso, sino también resultados.
Conclusión
El Fenerbahce de Jasikevicius no fue el equipo más espectacular de la temporada, pero sí fue el más preparado cuando importaba. Supieron controlar el ritmo, ajustar sobre la marcha y ejecutar en los momentos calientes. El título de la Euroliga 2025 no solo es mérito de un buen grupo de jugadores, sino del liderazgo de un entrenador que sigue escribiendo su historia con letras tácticas.
Ganaron con cabeza, con sistema y con creencia. Y eso, en el baloncesto actual, es tanto como decirlo todo.