El WiZink Center se vestía de gala para recibir un duelo que prometía emociones fuertes desde el inicio. El Real Madrid, vigente campeón de la Euroleague, se enfrentaba a un renovado Partizan, con un Zeljko Obradovic que volvía a Madrid con un conjunto dispuesto a dar batalla.
El equipo serbio comenzó demostrando su potencial, con un Luka Nakic inspirado en ataque, liderando a su equipo con acciones decisivas desde el perímetro. Partizan, además de su precisión en el tiro exterior, destacó por una férrea defensa que impedía al Madrid desplegar fluidez ofensiva. Los blancos, sin embargo, lograban mantenerse en el partido gracias a la intensidad del joven Eli Ndiaye, quien se hizo notar tanto en ataque como en defensa con jugadas clave que frenaron el avance del equipo serbio. A esto se sumó el poderío físico de Walter Tavares e Ibaka, que castigaban a la defensa rival, mientras que el Partizan solo encontraba en T.Jones una respuesta.
El punto de inflexión llegó con la entrada de Facundo Campazzo al terreno de juego. El base argentino cambió por completo el ritmo del partido, acumulando 8 asistencias en la primera mitad y dando mayor fluidez al juego ofensivo del Madrid. Con Campazzo en la dirección, los blancos se fueron tres puntos arriba al descanso (50-47).
La segunda parte empezó como la primera, con Campazzo llevando las riendas del equipo, mientras los interiores del Madrid seguían imponiendo su superioridad física en ambos lados de la cancha. El contraste entre el juego más pausado y organizado del Madrid y el ritmo frenético de Partizan se hacía cada vez más evidente. Los serbios tomaban malas decisiones en ataque, pero su intensidad defensiva y buenas acciones de Marinkovic (12p) y Sterling Brown (12p) les mantenía en la pelea.
El último cuarto fue donde el Real Madrid rompió definitivamente el partido. Con un parcial de 15-0, los blancos mostraron su mejor versión de la temporada. Una excelsa defensa generaba confianza en ataque, donde jugadores como Ndiaye y Deck (ambos 10p) y un eléctrico Rathan-Mayes (12p) sumaban a la espectacular actuación de Serge Ibaka, el mejor junto a un Campazzo en estado de gracia.
A pesar de la diferencia, Partizan nunca dejó de competir. La calidad de Carlik Jones (15 puntos) y la mejora en la aportación ofensiva de Ntilikina mantuvieron al equipo serbio en la pelea. Sin embargo, la superioridad coral del Madrid fue indiscutible, y los de Chus Mateo se llevaron una gran victoria de un auténtico partidazo.