
El UCAM Murcia vivió una de sus noches más preocupantes del curso al caer con claridad (87-72) frente al Bosna Sarajevo en la segunda jornada de la FIBA Europe Cup. Los de Sito Alonso ofrecieron una versión irreconocible, sin intensidad ni claridad en sus decisiones, en un encuentro donde fueron superados en todas las facetas del juego. Ni el dominio en el rebote ni el número de tiros intentados sirvieron para evitar una derrota sonrojante que deja serias dudas tras dos tropiezos consecutivos.
El técnico universitario decidió dar descanso a David DeJulius y Sander Raieste, dos de los jugadores más determinantes en este arranque de temporada. La ausencia de ambos se notó desde el salto inicial: el UCAM careció de liderazgo, dirección y equilibrio, mientras que el Bosna, que estrenaba entrenador, impuso un ritmo alto y castigó con su intensidad y acierto cerca del aro. El cuadro bosnio marcó la pauta desde los primeros minutos, aprovechando las concesiones defensivas del rival para cerrar el primer cuarto con ventaja (22-17).
El segundo parcial mantuvo la misma tónica. El UCAM, sin ideas ni acierto, fue incapaz de frenar a un rival mucho más concentrado. Edin Atic, autor de 19 puntos, lideró a un Bosna que llegó a dominar por 18 puntos (48-30). Solo un parcial final de 0-8 permitió a los murcianos reducir diferencias antes del descanso (48-38), aunque la sensación de inferioridad seguía siendo evidente.
Tras el paso por vestuarios, el guion no cambió. El UCAM necesitó cuatro minutos para anotar su primera canasta del tercer cuarto y el Bosna lo aprovechó para abrir de nuevo brecha (60-40). La defensa murciana volvió a mostrar lagunas preocupantes, sobre todo en la zona: el conjunto bosnio anotó 50 puntos en la pintura, con un 72% de acierto en tiros de dos, muestra clara de la falta de actividad y de contundencia bajo el aro.
Paradójicamente, el UCAM lanzó más veces a canasta que su rival (62 a 58) y también fue más veces a la línea de tiros libres (21 a 12), pero sus porcentajes fueron simplemente desastrosos (37% en tiros de campo). Tampoco sirvió de consuelo el dominio en el rebote, donde capturó 20 rebotes ofensivos, un dato que evidencia la cantidad de segundas oportunidades desaprovechadas por su falta de acierto y lucidez en ataque.
El último cuarto sirvió solo para maquillar el resultado. Con el partido ya sentenciado (69-52 al inicio del periodo), el conjunto de Sito Alonso intentó tirar de orgullo para reducir diferencias, pero nunca dio la sensación de poder competir de verdad. Las pérdidas, la ansiedad y la falta de ritmo colectivo fueron una constante.
El 87-72 final refleja lo ocurrido: un UCAM carente de alma e intensidad y sin la solidez defensiva que le caracteriza. A nivel táctico y emocional, el equipo fue superado por un Bosna que, además del mérito de su acierto, mostró hambre, energía y compromiso.
El conjunto murciano cierra así una semana aciaga, con derrotas en Tenerife y Sarajevo, y la obligación de reaccionar cuanto antes. El domingo, ante su afición, tendrá una oportunidad clave para demostrar si este tropiezo sirve de lección o si las dudas comienzan a convertirse en tendencia.




