
La final copera de Serbia ofreció un espectáculo digno de la histórica rivalidad entre Partizán y Estrella Roja. El encuentro, disputado en el Sport Center de Niš, convirtió el pabellón en una caldera, con más de 5.000 aficionados generando una atmósfera inigualable. Como es habitual en este tipo de duelos, el ambiente se tiñó de un blanco neblina, entre el humo del tabaco y las bengalas que anunciaban que se avecinaba una batalla épica.
Estrella Roja volvió a demostrar su dominio reciente sobre su eterno rival, sumando su tercera victoria consecutiva en los enfrentamientos directos. A pesar de la descomunal actuación de Carlik Jones, autor de 34 puntos con un impresionante 11 de 16 en tiros de dos en 42 minutos en pista, Partizán no pudo con un equipo más equilibrado y con mayor profundidad de plantilla.
El juego interior fue una de las claves del partido. Filip Petrusev y Joel Bolomboy castigaron una y otra vez la pintura, donde Tyrique Jones estuvo demasiado solo en ausencia de Brandon Davies y con un Koprivica que apenas disputó 10 minutos. Aleksandar Pokuševski, jugando como ‘cuatro’, tuvo momentos interesantes, pero sigue sin alcanzar el nivel que se espera de él.
Por su parte, Estrella Roja volvió a mostrar su fortaleza colectiva. Con Isaiah Canaan como principal referente exterior, el equipo de Sfairopoulos supo apoyarse en la experiencia y el liderazgo de jugadores como Nikola Kalinić, Miloš Teodosić, Nemanja Nedović y Ognjen Dobrić. Sin embargo, el hombre clave del partido fue Dejan Davidovac, cuyo impacto se reflejó en el +/- y en su capacidad para marcar la diferencia en ambos lados de la cancha.

Partizán, con una rotación más corta, dependió en exceso del talento individual de Carlik Jones y de la entrega de Sterling Brown, quien también superó los 40 minutos de juego, una auténtica barbaridad. Sin embargo, el bloque serbio del equipo de Obradović no estuvo a la altura, con la única excepción de Stefan Marković. Se echó en falta la aportación de un Washington que pasó desapercibido, además de la ausencia de Gabriel Lundberg, que pudo haber cambiado el destino del encuentro.
Una vez más, Estrella Roja supo manejar los momentos clave con templanza y cabeza fría. En un partido que se decidió en la prórroga, los de Sfairopoulos volvieron a demostrar que su estructura y profundidad les hacen superiores en los duelos directos. Partizán, a pesar del talento de Carlik Jones, sigue buscando respuestas para romper esta dinámica y recuperar el trono del baloncesto serbio.