Los sentimientos tienen muchas veces esas cosas, que son inexplicables. Eso le sucedió hace meses a Iyana Martín, uno de los mayores talentos del baloncesto nacional, que visitó Salamanca y sintió que tenía que estar en Perfumerías Avenida. Unos meses más tarde, la asturiana ya entrena con el azul en la camiseta y a las órdenes de Anna Montañana en su nueva casa.

Tras esas primeras horas de contacto, Iyana ha sido presentada este mediodía como nueva jugadora azulona para los próximos tres años. Pocas dudas para acceder a una jugadora que ha encandilado a todo el mundo en categorías de formación nacionales por su talento pero, sobre todo, por su cabeza, como explicaba el presidente de Avenida, Jorge Recio: “Iyana tiene otra mentalidad, está hecha de otra pasta que no es fácil de encontrar en una jugadora de su edad.

Una madurez importante que a mí me ha sorprendido”. Le toca a la joven base tratar de seguir la estela de grandes nacionales que ya han marcado un camino en Salamanca, “siempre hemos tentado a muchas jóvenes que creemos que pueden ser estrella y con Iyana tenemos esa convicción, aunque dependerá del trabajo, de ella y de su entorno”.

En ese sentido, Recio apuntaba tres espejos en los que mirarse, “no ha tenido miedo a dar ese paso, esa personalidad la recuerdo en pocas jugadoras, diría tres nombres que han sido historia de este club y del baloncesto nacional: Silvia, Marta Xargay y Maite Cazorla. Ellas tuvieron un inicio muy parecido al que le hemos propuesto a Iyana para crecer”.

Por la cantidad de pretendientes, Jorge Recio mostró su satisfacción porque Iyana eligiera Salamanca, “le agradezco venir aquí porque no somos un club enorme, somos una familia que llevamos haciendo cosas bien mucho tiempo”. Por último, el presidente charro reconocía la frase que terminó de emocionarle de Iyana, “me dejó marcada la frase en una entrevista, me emocionó: cuando quieres jugar en un sitio lo sientes, te sientes bien. Eso no me pasó en EEUU, sí enSalamanca. Eso habla de este club, si no emocionáramos, lo habríamos dejado hace mucho”.

Con ese desparpajo que oculta su juventud, Martín recogía el guante del presidente y aseguraba que “estoy muy contenta de estar aquí, tenía muchas ganas de venir porque era un gran reto y lo está siendo. Ahora me queda trabajar, escuchar correcciones e ir soltándome para tener ese carácter que mencionaba Jorge”. Ni miedo, ni presión, la comparación con tres gigantes no desvía del camino a Iyana, “se lo agradezco mucho pero no es presión para mí.

Cada persona es un mundo, cada jugadora ha tenido su carrera y su trabajo. A mí el nombre no me sirve si no trabajo. Ojalá llegar a donde han llegado ellas, pero tengo mucho trabajo por delante”. Cuestión de trabajo llegar a la élite, pero cuestión de sentimiento aterrizar en Salamanca: “cuando visité EEUU, siempre me gusta ponerme en medio de la pista y sentirme jugando. Allí eran muy grandes los pabellones pero aquí, al ponerme en el centro, sentí que era una familia. No sé, no lo puedo explicar, es un sentimiento que tuve: me puse en el medio y me vi aquí”.

Su entrenadora tiene ante sí el reto de hacer crecer a una joya pero Anna Montañana es clara, “como entrenadora siempre quieres tener entrenadoras con su talento y su personalidad. El talento te ayuda a llegar, pero la personalidad y el trabajo te mantienen. Ella tendrá su carrera, hay similitudes con otras jugadoras en su posición, con apuestas similares aquí en edades tempranas, pero ella decidirá su futuro y yo estoy aquí para ayudarla y ponerla en situación para competir. Ella es competidora, es su esencia y se adaptará siempre teniendo cuidado con las expectativas”.

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